La controversia entre la alimentación saludable y perder mágicamente unos kilos es un tema que siempre está en discusión. Durante años se ha buscado la fórmula mágica/rápida para perder esos kilos de más y lo único que siempre se logra es confundir e ilusionar a las personas.

Con el solo hecho de entrar en una dietética o farmacias se puede observar la cantidad y variedad de productos que con recetas mágicas prometen bajar de peso. Artículos al alcance de todos (venta libre), con información engañosa, además de costosos, y que en muchos casos pueden ocasionar riesgos en la salud y emocionales.

Los hábitos saludables son hasta el momento lo científicamente comprobado para mejorar la calidad de vida de una persona y lograr un descenso de peso sostenible en el tiempo. Una correcta alimentación, actividad física regular, horas de sueño adecuadas, evitar sustancias tóxicas, etc. Pero claro, lograr estos cambios pueden llevar más tiempo del que las personas desean.

Cuando hablamos de alimentación saludable, no nos referimos a dietas restrictivas o de eliminación de ciertos grupos de alimentos ya que estas no tienen aprobación científica suficiente para ofrecerlas como solución mágica. Además este tipo de regímenes pueden producir carencias de algunos nutrientes indispensables.

Para lograr una alimentación saludable es conveniente consultar con Licenciadas en Nutrición para ser guiados según las necesidades de cada uno. En algunos casos se necesita trabajar de manera interdisciplinaria. A veces una de las causas de poca adherencia a las “dietas” o “regímenes” es que no fueron adecuadamente armados/elaborados a la necesidad, gustos, tiempos y otras particularidades de las personas, como también el propio compromiso de las personas de cambiar a estilos de vida más saludables.

Para perder peso se necesita más que el deseo, es necesario comprometerse, involucrar a la familia, amigos, pareja. Es plantearse objetivos a corto y largo plazo realistas.

Algunos tips:

  • Una alimentación saludable debe contar con alimentos de todos los grupos, en las necesidades de cada una de las personas.
  • Consumir variedad de frutas y verduras a diario. Que la mitad de mi comida sean verduras de varios colores y la mitad de las tentaciones sean de frutas frescas.
  • Incorporar alimentos de alto contenido proteico, bajos en grasas (tanto de origen vegetal como animal).
  • Elegir grasas de buenas calidad, en las cantidades indicadas.
  • Evitar elegir alimentos procesados.
  • No plantearse permitidos y prohibidos, aprender el cuándo y cuánto.
  • Sumar movimientos, actividad física diaria.

Lo más valioso para su salud es consultar siempre con un profesional para desarrollar un plan de alimentación adecuado.

 

Lic. Soledad Ciurletti  – Matrícula 952

Programa Ser Celíaco, Servicio de Nutrición y Alimentación OSEP