¿Es un momento de estrés? ¿Cómo organizamos los horarios? ¿Vienen cambios profundos? ¿Por qué tengo que finalizar las vacaciones? ¡Rendí en diciembre y ahora en febrero! ¿Y papá y mamá? Un aluvión de preguntas se nos viene a la cabeza y lo mejor será ordenar nuestras ideas para tener una planificación con total tranquilidad. El licenciado Pablo Mazzitelli, psicopedagogo del Programa Adolescencia, nos brinda una práctica respuesta a estos interrogantes.

El final de las vacaciones de verano e inicio de las actividades escolares es un momento de gran cambio tanto para niños, niñas y adolescentes que vuelven a las aulas como para sus familias, que deben retomar una rutina relegada en las vacaciones de verano. Pocos días son suficientes para dejar atrás los hábitos que las responsabilidades cotidianas nos exigen y dedicarnos al descanso y esparcimiento. El regreso escolar implica reacostumbrarnos a nuevas rutinas y cambiar ciertos hábitos adquiridos en vacaciones que ahora aparecen como muy difíciles de retomar, pero que también requieren pocas semanas de adaptación.

Este reinicio puede transformarse en una situación de tensión o estrés si no es previsto y nos sorprende sin algunas acciones de anticipación y planificación necesarias. Finalizar las vacaciones implica retomar actividades mucho más formales y estructuradas que las realizadas durante los períodos de descanso. Ahora aparece una estructura formal con horarios preestablecidos que siguen un orden determinado por otros, para ayudarnos a cumplir con metas que también son extrínsecas al alumno. Es muy positivo el trabajo de padres y docentes en ayudar a los chicos y chicas a hacer suyas esas metas, transformándolas en intrínsecas, es decir, hacer que surjan del interior de la persona, adquiriendo un significado propio. Este logro posibilitará un reinicio escolar mucho más ordenado y dedicado.

En casa es muy positivo involucrar a los niños, niñas y adolescentes en la preparación de sus útiles, carpetas, carátulas, ropa escolar, etc. Esta preparación puede ser una actividad familiar que se disfrute y debe generar momentos de compartir. La motivación para el regreso a las aulas es mucho más positiva de esta manera, de lo contrario el retorno escolar se convierte en una carga para el estudiante y también para la familia, una actividad no deseada y dejada para último momento.

Desde la escuela esto también debe ser tenido en cuenta. Es importante generar espacios de reencuentro con compañeros y amigos así como también de conocimiento y relación con los nuevos docentes. Las actividades que implican volver a tomar contacto con contenidos escolares son mucho más motivadoras en esta etapa si tienen apoyo en el plano lúdico, en el campo audiovisual, en espacios de diálogo donde se puede poner en valor la experiencia de las vacaciones y, progresivamente, estos elementos se van relacionando con el repaso de contenidos del año anterior y su enganche con lo nuevo a aprender.

En definitiva, el reinicio escolar debe ser un momento natural, positivo para todos los protagonistas. Esto hace necesario que exista una sinergia entre familias, estudiantes, docentes y gobierno educativo que retroalimente procesos en los que todos los mencionados “aprendemos”.

Algunas pautas

Para los padres:

– Involucrá a tus hijos en la preparación de todo lo necesario para el inicio del año escolar. En la medida de tus posibilidades generá un momento especial para la búsqueda de los útiles, ropa, etc.

– Generá y compartí espacios de tiempo en familia para preparar carpetas, carátulas o mochilas. Esta tarea en conjunto es muy positiva también con adolescentes y genera motivación interna que favorece los futuros aprendizajes.

– No transmitas a tus hijos que el final de las vacaciones es una carga. Mostrá naturalidad y expectativas sobre lo que viene.

– Algo sumamente productivo es relacionarse también con las familias de los compañeros. Compartí estrategias sobre permisos, salidas, gastos, etc. Es muy provechoso, pues se pueden establecer caminos y estrategias comunes al momento de establecer límites y orientar.

– Calmá la ansiedad, recordá que tu hijo no es el único que comienza la escuela. Los docentes saben como se siente y acompañarán el proceso, son tus aliados y están de tu lado, buscando lo mejor para tu hijo.

– Tené confianza en la escuela y acompañá responsablemente durante el año escolar.

Para los estudiantes:

– Comenzá el cursado escolar buscando aquellas motivaciones que hacen agradable el regreso a las aulas: el encuentro con amigos, las relaciones interpersonales, la curiosidad por aprender cosas nuevas.

– Construí una buena organización general del tiempo: no dejes actividades deportivas, recreativas o sociales, mucho menos alteres horarios de alimentación o descanso para tener buen rendimiento escolar. El estudio es una actividad más de aquellas que nos desarrollan como personas, por lo tanto no debe quitarnos nada sino al contrario, darnos mayores posibilidades.

– No es aconsejable ningún exceso, y en este sentido el estudio no es una excepción. Dejar amigos, familia, deporte y recreación por extensos períodos de trabajo intelectual a la larga nos perjudica, generando cansancio y bajo rendimiento, lo que se traslada a los resultados de los exámenes y retroalimenta el proceso favoreciendo situaciones de estrés y lesiona la autoestima y la confianza en la propia capacidad.

– Para contrarrestar esto lo mejor es organizar desde el comienzo las actividades cotidianas, armando un horario programado que contenga “todas” aquellas que son importantes para nosotros las 24 horas del día y los 7 días de la semana. Incluiremos alimentación, aseo, descanso, salidas con amigos, TV, juego, deportes y todas aquellas actividades que “no podemos” dejar de hacer. De esta manera nos aseguramos que el estudio no sea un motivo para perdernos de hacer nada que nos haga bien.

El retorno actual, en el que parece que los años de la pandemia van quedando atrás, requiere que todos actuemos a conciencia, cuidándonos y cuidando al otro, para que podamos mantener los espacios recuperados que parecía que la pandemia nos había robado.

Como agentes de salud también debemos reforzar la importancia de cumplir con los esquemas de vacunación, herramienta imprescindible para que los espacios educativos puedan desarrollar su tarea primaria de educar y socializar.

Debemos alentar a nuestros niños, niñas y adolescentes a desarrollar estos aspectos de cuidado personal, pero también de cuidado del “otro”, desarrollando la conciencia de valorar al que camina a mi lado para generar relaciones interpersonales asertivas y solidarias. En este sentido, el rol de las familias es clave como aliado de los docentes para transmitir un mensaje coherente y adecuado.

Hay una sociedad que ha demandado poner la educación en un rol central, función que había perdido frente a otras temáticas cotidianas que nos afectaban. Hoy hay gran consenso en la importancia del aula, de las relaciones docente-alumno, de los vínculos entre estudiantes, de las interacciones entre familias. Tenemos enfrente un nuevo inicio escolar, si actuamos con responsabilidad y cada uno hace su aporte, no esperando solamente que sea el otro el que construya, podremos crecer desde lo personal y superarnos como sociedad. ¡Buen inicio!

Programa Adolescencia

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