La Semana de la Concientización sobre el Consumo de Sal -2022- busca que las personas piensen sobre las consecuencias para la salud del uso indiscriminado de la sal y accionen al respecto.

Estas acciones tienen por objetivo proteger la salud y prevenir enfermedades crónicas educando, especialmente a los niños, para generar hábitos saludables para la vida. Otro punto fundamental de la campaña es dar a conocer el elevado contenido de sal presente en los alimentos, poniendo en evidencia a los que tienen “sal oculta”.

¿Cuánta sal consumimos?

Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo Cardiovascular 2013, el consumo de sal en Argentina se ubica entre 9,8 y 12,7 gramos por día, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud indica que debe ser menor a 5,5 gramos diarios. Esta situación es un dilema para la salud pública porque estas cifras muestran un posible aumento de la hipertensión arterial (HTA) y como consecuencia otros daños en la salud de la población.

Si bien los índices actuales de consumo en Argentina resultan preocupantes, habría un dato alentador “la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2013 mostró que el 17,3% de la población agregaba siempre o casi siempre sal a la comida luego de la cocción o en la mesa, contra el 25,3% evidenciado en la encuesta del 2009. Esto implica una tendencia positiva en el control del consumo de sodio”.

Otro punto a tener en cuenta es el elevado consumo de sal en la infancia lo que predispone a los niños tener una presión elevada con los peligros que ello conlleva: hipertensión y obesidad.

El daño a la salud es provocado por el consumo de alimentos con excesivo contenido de sodio, como los procesados y ultraprocesados, pero también por otro grupo potencialmente más peligroso, los que contienen “sal oculta”.

Los alimentos con “sal oculta” a veces ni siquiera tienen gusto salado y pertenecen a dos grandes grupos: los panificados (pan, galletitas dulces y saladas, medialunas, facturas, tortas, budines y pizzas) y los quesos. Este tipo de comidas son responsables de la mayor parte del sodio que consumimos durante el día.

¿Qué hacer?

Para reducir el consumo en el hogar hay que evitar el agregado de sal en la preparación de las comidas, realizar comidas caseras condimentadas con hierbas aromáticas, no poner saleros en la mesa, limitar el consumo de alimentos con alto contenido en sodio y preferir los de bajo contenido de sodio.

Para tener en cuenta

Alimentos con alto contenido de sodio: fiambres, achuras, embutidos, snacks, productos de copetín, alimentos procesados y ultraprocesados, congelados, conservas, enlatados, sopas instantáneas y caldos concentrados, aderezos y salsas, condimentos, saborizantes en sobre, manteca, margarinas. Productos panificados en general y quesos.

Alimentos con bajo contenido de sodio: vegetales y frutas frescas en general, panificados sin sal, huevos, pescados o mariscos, nueces y semillas sin sal , legumbres, aceite, lácteos descremados o semidescremados, yogur, quesos bajos en sodio, leches vegetales naturales y carnes de ave, vacuna y cerdo sin procesar.

¿Cómo condimentar?

Para darle sabor a la comida se pueden utilizar:

  • Hierbas aromáticas (orégano, albahaca, perejil, salvia, etc.) especias o sazones sin sal
  • Verduras picadas (ajos, cebolla y pimientos)
  • Jugo limón
  • Jengibre

 

 

Lic. Silvina Rodríguez Blanco- Mat. 1163

Servicio de Nutrición y Alimentación

OSEP