Una explosión de emoción y alegría se vivió hoy en el Hospital Fleming, donde Carlos Berrios, de 9 años, marcó un hito inolvidable al tocar la campana de la victoria, simbolizando el fin de una valiente batalla de cinco años contra la leucemia. Diagnosticado a los tres años, Carlos se erige ahora como un faro de resiliencia y esperanza, bajo la mirada conmovida de sus padres, Beatriz y Juan, y de todo el personal que lo acompañó incansablemente en este arduo camino.
El eco de una campana: símbolo de lucha y victoria
El acto del “toque de campana” es mucho más que una simple tradición; es un poderoso ritual que resuena como un grito de esperanza para quienes aún libran su batalla y como un vibrante himno de triunfo para aquellos que, como Carlos, alcanzan el preciado alta médica. La sala se transformó en un ambiente cálido y festivo, cuidadosamente organizado por el personal de médicos y enfermeras del hospital. Nuestro gran guerrero Carlitos ha vencido el cáncer y fue recibido con los brazos abiertos, acompañado por su familia, todos unidos en la celebración de esta victoria que es el fruto de una lucha incansable.
La doctora Carolina Romero, una de las hematóloga a cargo de los pacientes de onco-hematología, dio inicio a la ceremonia con palabras cargadas de afecto y profunda admiración. “Hoy celebramos el alta oncológica de un paciente muy querido nuestro, Carlitos Berrios. Hoy tiene 9 años, pero a los 3 años le hicimos el diagnóstico de leucemia. Atravesó esta enfermedad y todo su tratamiento, y por suerte, hoy podemos decir que está curado y le estamos dando el alta,” expresó la doctora, con una voz que reflejaba el inmenso orgullo y la alegría de todo el equipo médico.
Para añadir una capa más de magia y emotividad al evento, Musicón, nuestro artista socioterapéutico, interpretó una canción especialmente compuesta para los niños que reciben el alta. Sus letras, cargadas de valor, esfuerzo y optimismo, resuenan en los corazones, recordando que después de la tempestad, la calma y la victoria finalmente llegan.
Beatriz, mamá de Carlitos, dirigió su agradecimiento más sincero a quienes hicieron posible este sueño: “Le agradezco en el alma a todo el equipo médico, en especial a la doctora Romero y la enfermera Marisa. El alta de Carlitos es un orgullo y una alegría enorme, es algo hermoso que me deja sin palabras.”
La doctora Carolina Romero, por su parte, devolvió el gesto de gratitud a la familia: “Agradezco a los papás de Carlitos y a toda su familia, por toda la contención, cariño y amor durante el tratamiento. Celebramos este día porque es muy importante para el niño, su familia y para nosotros, como equipo médico, ya que esto es el resultado de un gran trabajo en equipo donde muchísimas personas están involucradas en el cuidado integral de los pacientes oncológicos.”
La historia de Carlos Berrios es un testimonio inspirador de resiliencia, el amor incondicional de una familia y la incansable dedicación de los profesionales de la salud. Su alta no es solo un logro personal, sino un faro de esperanza para todos aquellos que continúan luchando, demostrando que con fe, esfuerzo y unidad, la victoria es posible.