Nos cuidamos y por lo tanto, teniendo o no conciencia aún de ello, cuidamos a los otros. Y eso es decir mucho. Salimos del egocentrismo y vamos en busca de un colectivo.
De todas maneras el ser humano no deja de sorprendernos para bien o para mal, todos los días.
Están aquellos que se creen “vivos” y rompen la cuarentena o no respetan ni las mìnimas medidas de prevención -lavarse seguido las manos con agua y jabón, usar alcohol en gel y colocarse el tapaboca cuando se sale al exterior- y otros con un corazón de oro dispuestos a jugarse por entero por la vida, aunque sea la de otro.
Este último es el caso de un matrimonio mendocino, afiliado a OSEP, que en medio del dolor por el fallecimiento en forma repentina de su hija de 8 años, decidió apostar a la vida de otros y donó los órganos de la menor.
La niña, con un cuadro severo, ingresó el 25 de abril al Hospital Pediátrico Alexander Fleming, de la Obra Social, donde le diagnosticaron ACV hemorrágico del que no pudo salir, pese a los esfuerzos de todo el personal de la institución.
Tres días después, se realizó el operativo de ablación en el que intervinieron los equipos de profesionales del Fleming, Hospital Garrahan, Fundación Favaloro e INCAIMEN Mendoza.
Cada año de celebra el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos por eso damos gracias a esta familia que pudo encontrar un sentido a la muerte y hoy hay personas que tienen nuevo corazón, riñones, córneas e hígado.